¿Es obligatorio llevar al perro con correa?
Un paseo por la normativa, la responsabilidad y el civismo
La pregunta sobre si es obligatorio llevar a nuestro perro atado con correa es una de las más frecuentes entre los tutores de animales. Lejos de ser una simple formalidad, el uso de la correa es un pilar fundamental para garantizar la seguridad, el bienestar animal y la convivencia armoniosa con todos los vecinos en la ciudad. Las normativas al respecto han evolucionado, buscando ofrecer un marco jurídico integral para proteger a los animales de compañía y regular su relación con las personas.
La respuesta general es SÍ: en la mayoría de los espacios públicos, es obligatorio llevar a tu perro atado.
¿Dónde y por qué es obligatorio?
Las leyes, que suelen ser de ámbito municipal o autonómico, establecen la obligatoriedad de la circulación de los animales de compañía con sus tutores, permanentes o eventuales, mediante el uso de correa. Esto aplica a la vía pública en general. Además de la correa, es necesaria la identificación del animal con placa o similar, que incluya el número de identificación del RUAC y/o datos de contacto pertinentes. La inscripción en el RUAC (Registro Único de Animales de Compañía) debe incluir información sanitaria completa. También es imprescindible identificar al animal con un microchip.
Las razones detrás de esta obligatoriedad son múltiples y se centran en la prevención y la seguridad:
- Seguridad vial: Un perro suelto puede cruzar la calle inesperadamente y ser atropellado, o provocar accidentes a ciclistas o motoristas.
- Seguridad para personas y otros animales: Un perro, por muy bien educado que esté, es imprevisible. Podría asustarse o reaccionar inesperadamente, acercarse corriendo y ladrando a personas (incluyendo niños o mayores), causar sustos, o iniciar confrontaciones con otros perros. La correa es una herramienta principal para controlar su comportamiento durante los paseos.
- Respeto y civismo: No todo el mundo se siente cómodo cerca de los perros, e incluso hay personas con fobia. Llevar al perro atado evita causar molestias innecesarias a terceros y demuestra consideración por los demás. El civismo se basa en ponerse en el lugar de los demás y respetarlos.
- Control del entorno: La correa ayuda a evitar que el perro cause daños a la flora, ensucie lugares inapropiados (aceras, jardines infantiles, mobiliario urbano), o altere colonias felinas.
Incluso en el transporte público, como el metro, se puede viajar con perros siguiendo ciertas normas, que incluyen llevar al perro atado y usar bozal en algunos casos. Dejar a un perro atado en la calle sin supervisión está generalmente prohibido y puede acarrear multas administrativas considerables.
El caso de los Perros Potencialmente Peligrosos (PPP)
Las exigencias son mayores para los perros y gatos identificados como «potencialmente peligrosos». Esto incluye a animales que hayan causado mordeduras o lesiones a personas o a otros animales, así como a perros con características específicas consideradas de mayor peligrosidad (que pueden basarse en el perímetro torácico, volumen de la cabeza, musculatura, mandíbula, carácter o tendencias de raza).
Los tutores de estos animales deben cumplir requisitos adicionales estrictos:
Identificación en el RUAC
Deben ser identificados como tales en el registro, con información completa sobre sus condiciones sanitarias. La identificación con chip o tatuaje también es un requisito para la tenencia de PPP.
Uso de bozal
Deben circular con bozal, a menudo especificado como tipo canasta para espacios públicos.
Tipo de correa
Deben estar sujetos con una correa corta de un máximo de un (1) metro no extensible.
Seguro de Responsabilidad Civil
Es obligatorio contar con un seguro que cubra los gastos por daños o lesiones que puedan producir a terceros.
Registro de incidentes: Todo incidente producido por un PPP debe constar en el RUAC.
Excepciones: ¿Cuándo se puede ir sin correa?
A pesar de la regla general, existen excepciones que permiten a los perros estar sin correa. Estas excepciones suelen estar reguladas por los ayuntamientos o comunidades autónomas y aplican a zonas verdes o parques específicamente habilitados para ello y, en algunos casos, en horarios determinados.
Incluso en estas zonas permitidas, la posibilidad de llevar al perro suelto no es un cheque en blanco. El tutor sigue teniendo la responsabilidad total sobre el animal. Esto implica que el perro debe:
- Estar a la vista y a una distancia que permita la intervención inmediata del tutor.
- Tener un control efectivo sobre él.
- Acudir a la llamada de su tutor de manera fiable (una «llamada 200% efectiva»). La habilidad de que el perro acuda a la llamada es considerada «la más importante» para pasear sin correa.
- No causar molestias, peligros, amenazas o daños a personas, otros animales o cosas.
Si el perro no cumple estas condiciones, incluso en una zona habilitada, el tutor podría enfrentarse a problemas o sanciones si su animal causa un incidente. La ley parece implicar que, dada la imprevisibilidad de los animales, el uso de la correa es una medida necesaria para evitar daños. En caso de duda sobre si una zona permite ir sin correa, es recomendable preguntar a la autoridad competente. Generalmente, no es posible llevar al perro suelto en espacios naturales.
Consecuencias de no cumplir la normativa
Ignorar la obligación de llevar a tu perro atado o no cumplir con los requisitos para PPP puede resultar en multas administrativas. Las multas por dejar al perro atado en la calle sin supervisión pueden ser de miles de euros. El importe de las multas por llevar al perro suelto puede variar según la normativa municipal o autonómica.
Además de las sanciones económicas:
Las infracciones (incluso las leves) pueden acarrear medidas accesorias como la obligación de realizar cursos de reeducación o formación en bienestar animal y tenencia responsable, o la realización de trabajos en beneficio de la comunidad.
Lo más grave, sin embargo, son las consecuencias de los incidentes: un perro suelto sin control puede causar lesiones, provocar accidentes, o dañar a otros animales o bienes. Estos incidentes pueden llevar a responsabilidades civiles y legales para el tutor. Contar con un seguro de responsabilidad civil, que es obligatorio para PPP y recomendado para todos los perros según la nueva Ley de Bienestar Animal, ayuda a cubrir los gastos derivados de posibles daños a terceros.
Más allá de la ley: Responsabilidad y Educación
El verdadero problema no son los perros o la existencia de leyes, sino la falta de civismo, respeto y educación por parte de algunos tutores. Las leyes son, en muchos casos, una respuesta a la irresponsabilidad de una minoría que termina perjudicando a la mayoría.
La educación canina y la formación del tutor son aspectos fundamentales para una tenencia responsable. Se defiende que nadie debería tener un perro sin una formación previa que evalúe tanto al humano como al animal.
Algunos proyectos de ley proponen incluso que la aprobación de un curso de capacitación sea requisito para dar de alta al nuevo usuario en el RUAC, con el fin de concienciar sobre los derechos y obligaciones de la tenencia responsable.
Una buena educación permite al perro pasear de forma controlada, disfrutar más del entorno e interactuar de forma segura. «La educación del perro va unida a la educación de su humano». Si un perro no está súper educado (un «10/10»), lo más responsable es llevarlo atado.
Elegir la correa adecuada
El tipo de correa también importa para la seguridad y el control del perro. Existen diversos tipos y materiales (cuero, nylon, algodón). Para perros que tiran, se recomiendan materiales resistentes como nylon de doble capa o cadena.
Correas extensibles (retráctiles)
- Generan tensión constante en el perro
- Menos prácticas para recoger al perro rápidamente
- Menos duraderas
Correas fijas
- Permiten que la correa vaya relajada
- Evitan tensiones innecesarias
- Benefician a perros con problemas emocionales
También existen correas especializadas para adiestramiento (largas, cortas, de lazo), aunque algunas no son adecuadas para paseos habituales. Es fundamental evitar el uso de collares de castigo, fuerza o estrangulamiento. Para paseos nocturnos, existen correas con elementos reflectantes o LED para mejorar la visibilidad y seguridad.
La elección de la correa ideal debe considerar el tamaño, nivel de energía, personalidad y necesidades específicas del perro.
En Conclusión
La respuesta a la pregunta «¿Es obligatorio llevar correa?» es mayoritariamente afirmativa para los paseos en espacios públicos. Las leyes buscan garantizar la seguridad, prevenir incidentes y fomentar el respeto entre ciudadanos, perros y el entorno. Los perros catalogados como potencialmente peligrosos tienen requisitos aún más estrictos. Aunque existen excepciones para ir sin correa en zonas designadas, esto siempre requiere un control absoluto por parte del tutor y la capacidad del perro para responder a la llamada.
Más allá del cumplimiento legal, la correa, junto con la educación y el civismo, es una herramienta para lograr una convivencia positiva. Elegir la correa adecuada para cada perro y aprender a usarla correctamente mejora la experiencia del paseo y fortalece el vínculo entre el tutor y su animal. En definitiva, la responsabilidad individual es clave para que tutores y perros puedan disfrutar del espacio público en armonía con toda la comunidad.